El mambo
es el hermano menos conocido de los bailes caribeños. Se desarrolla
originalmente a partir del danzón, ritmo que en los años cincuenta
predominaba en el panorama musical cubano, pero pronto evoluciona hacia
un tiempo más acelerado. La interdependencia creciente entre músicos y
bailadores hizo posible que la percusión fuera adquiriendo poco a poco
un papel cada vez más predominante. De igual forma, los arreglos
orquestales de Dámaso Pérez Prado, que dirigía una orquesta de formato jazz-band,
le aportaron un sonoridad nueva, sin precedentes hasta entonces, donde
se fusionaban elementos del jazz norteamericanos en los metales y los
ritmos afro-cubanos en la percusión.
El mambo se
baila siguiendo un ritmo sincopado, mezcla de música africana,
hispano americana y jazz. Se marcan los cuatro tiempos, con movimientos
fuertes y frecuentes flexiones de las articulaciones de pies y brazos.
Muchos pasos tienen una fuerte entidad africana, en el sentido
expresivo. Este es un baile "fuerte" que requiere velocidad de pies y
mucha energía. Se diferencia de otros bailes por presentar un tiempo de
silencio en cada compás, por lo tanto una parada en el movimiento en el
cuarto tiempo.
Paso básico chico:
Pie izquierdo adelante, derecho marca en el sitio e izquierdo junta al derecho punta y apoya la planta y cambiamos punta al derecho
derecho atrás, izquierdo marca en el sitio el derecho junta al izquierdo punta y apoya planta y cambiamos punta al izquierdoPaso básico chica:
Pie derecho atrás, izquierdo marca en el sitio y derecho junta al izquierdo punta y apoya planta y cambiamos punta al izquierdo
izquierdo adelante, derecho marca en el sitio y izquierdo junta al derecho punta y apoya la planta y cambiamos punta al derecho.